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Mostrando entradas de junio, 2020

SOLO ES UNA IDEA

Que ¿qué hay después de todo esto? no lo sé. Quizás nunca lo sepa. O sí, pero ya será muy tarde. Habrá que pasar lo que tengamos que pasar con la incertidumbre latente. Sin embargo, existe algo sobre lo que sí estoy seguro: no somos finitos. Ella habla. La Otra escucha y yo también. El living replica las palabras y refleja con sus ventanas la seguridad de una nieta orgullosa que cuenta las anécdotas de su abuela recién fallecida. El relato es constantemente interrumpido por silencios que son amagados por lágrimas que nunca llegan. Entonces Ella continúa. Las pausas permiten pensar y recordar. -Que no indague muy profundo porque la herida está muy fresca- pienso mientras la escucho y la analizo con la mirada. -No le va a hacer bien. Sin embargo sigue. Ella sigue. Como si fuese la única persona en ese living. Quizás necesita eso: hablar con ella misma y liberarse. Pero, igualmente, nosotros estamos ahí. La escucho y la Otra también. De pronto las palabras de Ella me enc

¿CÓMO PUEDE SER?

-Dale, che. Ponete a lavar que después se te hace tarde y lo dejás para mañana y nunca lo terminás haciendo. Y sí. Para qué lo voy a negar ¿no?, si siempre termino haciendo lo mismo. Lo peor es que, al día siguiente, esos platos que tendrían que estar limpios, se juntan con los que se fueron usando durante la jornada y se termina haciendo una pirámide de utensilios todos sucios que avergonzaría a cualquiera. Bueno, las cosas hay que hacerlas porque, si no, “el que trabaja mal, trabaja dos veces”. Pongo la música y arranco. Mi cabeza cada tanto se debe confundir porque no importa si estoy lavando los platos o me estoy bañando, ella siempre hace lo mismo en esas dos instancias, sin discriminarlas: piensa, piensa y piensa. ¡Pero ojo!, nunca se le cae una idea, ¿eh? Y eso me da una bronca descomunal a la vez que me sorprende, porque domingo tras domingo me doy cuenta de lo poco creativo que puedo llegar a ser. Como mi cabeza es mi cabeza porque es mía y no de otro, yo la sig

UN NUEVO DÍA DE CANCHA

——Es hoy, papá. Dale, dale, vamo’ que vamo’. Mandale, nomá’. ——Pará un poco, desquiciado. Son las siete de la mañana y recién me despierto. Falta un montón. Bajá la música que lo que falta es que nos saquen a patadas del edificio. ——No me extraña en nada tu actitud. No sos un hincha de verdad. Pasó un montón de tiempo desde la última vez que jugamos, y encima en nuestro estadio, ese que tanto costó en reconstruirse. Si algo le faltaba a Estudiantes, era eso. Pero ya pasó todo y, encima, tenemos nuevamente nuestro lugar. Lo pudimos estrenar, sí, pero por poquito tiempo. Son las siete de la mañana, es verdad, pero no aguanto más. Pongo la música al palo y entro a bañarme. Pero concentrado, tal cual lo ameritan los días como hoy. Bien concentrado. El baño tiene que estar antes que el desayuno, y no después, como cualquier otro día. Cuando termine, no me tengo que olvidar de que tengo que agarrar la toalla roja, la que está en el segundo cajón, bien guardada y lista para

MIENTRAS LA VELA DURÓ PRENDIDA

Ese día aprendí muchos códigos, de esos que no se cuentan, se presencian. Por ejemplo: si hay una zapatilla desparramada en el piso, tenés que agarrarla y alzarla lo más alto que puedas, al grito de ¡zapatilla! ¡zapatilla! , hacia los cuatro vientos y la cantidad de veces que sea necesario hasta que aparezca el dueño o la dueña. Otro ejemplo: cuando una persona está agachada, sea por estar acomodándose la zapatilla, porque le esté faltando el aire o porque esté buscando algo que perdió, hay que hacer un círculo alrededor de ella para que logre solucionar el problema lo más tranquila posible. Generalmente hay alguien que toma las riendas en el asunto y genera el espacio haciéndose gigante con sus brazos y espalda, mientras retrocede a la gente. Y fue en un momento así en el que la vi. La Vela Puerca festejaba sus veinte años juntos, mediante un recital para su gente y todo aquel que quisiera ir, aunque con abono de entrada, claro. El show arrancó con las luces apagadas, el